domingo, 22 de febrero de 2009

Triste, ¿pero cierto?

Hace mucho que no publico nada.
Pensé que la excusa perfecta eran los interminables exámenes de Bellas Artes, pero me he dado cuenta de que quizás el problema está en que últimamente tengo poco que decir.
Estoy todo el día pensando, y sin embargo no pienso en nada. Estoy entre la desidia y el aburrimiento. Y todo empieza cuando decides quedarte un viernes noche en casa para estudiar, en vez de salir con las personas normales con carreras normales que acaban sus exámenes en fechas normales, y se van con total normalidad a Punta Cana, a enciegarse y tomar el sol en pleno Febrero, lo cual seguramente sea lo único anormal en esta historia. Te dispones a estudiar, es la idea, pero digamos que la normalidad del resto, al parecer, tan aburrida, te corroe, y te dan calambres en los ojos cuando empiezas a leer tus densos apuntes… “ORIGENES DEL DISEÑO EN LA SOCIEDAD INDUSTRIAL: La Revolución Industrial fue un periodo comprendido entre (…)” -¡Calambre! - “(…) los sistemas de producción basados en la especialización del trabajo (…)” -¡Auh! -"(…)ElarquitectoCharlesCockereladviertedelapérdidadecalidaddeldiseñodebidaalasustitucióndelamenteylamanohumanas(…)”- Pierdes el hilo… -“Procesodeelaboración¿HABRÁN SUBIDO YA EL ULTIMO CAPITULO DE CÓMO CONOCI A VUESTRA MADRE?aplicaciónymejoradelasnormasqueseME APETECE CHOCOLATEaplicanadistintasactividadesNADAcientíficas…………………………………………………………………………………………………………..”- Bien, pues cerremos los apuntes.
Es aquí cuando decides dedicarte un viernes por la noche en casa. Es la 1, demasiado tarde para engancharte a una fiesta ajena, y demasiado pronto para acostarte sabiendo que al día siguiente, POR FIN, no tendrás que madrugar. Navegas por seriesyonkis, te pones una peli (o dos), escuchas música sin apenas volumen, en silencio (ah, qué bonita es la música en silencio), garabateas en tu cuaderno de dibujo, lees alguna tontería entretenida que mantenga tu escaso poder de concentración… y al final, sin querer, miras el reloj. ¿Qué hora es? ¿Las 4…? ¿Las 5 a lo mejor? Y entonces te das cuenta. Tú, normalmente, a estás horas de ebriedad, estás haciendo lo que están haciendo ahora esa panda de normales que tanto te ha insistido para que les acompañases en su normalidad, pero hoy no ha sido así. Hoy estás en tu casa, deleitándote en tonterías, a gusto. Joder, pero que muy muy a gusto…
Puede ser por… no… porque… no, es imposible… quizás… vaya, pues parece que sí.


Qué putada, te estás haciendo “mayor”.