jueves, 24 de febrero de 2011

J de JOVENES

Últimamente, con el motivo de que el fin de mi carrera se acerca (esto suena trágico porque lo es) no dejo de imaginarme dejando mi adorada facultad cabizbaja, con el título enrollado bajo el brazo como Calimero cuando se iba de casa con el palo-bolsita. Y por si fuera poco, eso ni si quiera será así. Lo recogeré meses más tarde, y pagando. Me parece la crueldad máxima del sistema educativo. Tú, que aun te sientes un espíritu libre y acabas de convertirte en un currito (de merde, seguramente), te ves obligado a volver a la facultad y ver las caras felices de los de primero, que están sentados en tú mesa de la cafetería, que aún conservan su acné, y su apariencia, que te resulta extremadamente joven. 
Pero, ¿y qué voy a hacer yo en el "misterioso mundo de los adultos"? Me refiero a ellos en tercera persona, porque mi yo actual aún desayuna con dibujos animados, y conserva un e-mail hecho con trece años en forma de lastre cariñoso. 
De niño a adolescente, y de adolescente a adulto. FAIL. No sé cómo ni cuándo es ese día en el que te levantas y desprendes "adultosidad", pero de momento me quedo con que, entre las dos últimas opciones hay otra, llamémosla "adultescente" (ja ja), "x", o simplemente "jóvenes", que es maravillosa, y te permite beber Cola Cao y también ponerte ciego, ver películas de teenagers y alquilar porno en el video club, vestir de colores chillones o  engancharte una corbata. Y lo bien que sienta entrar a un garito, y que te pidan el DNI.

martes, 15 de febrero de 2011

LOS NIÑOS SON PESADOS Y HUELEN RARO

Yo, Marta Blabla Blablabla, miembro oficial del club "Los Niños son Pesados y Huelen Raro", he tenido hoy, por primera vez entre mis brazos, a una cosita roja, calva, desdentada, con las manitas y los pies más microscópicos que un hamster recién nacido. Sin duda, es la cosa más bonita que he visto, y eso que no es fácil ser guapo con todos esos lastres que conlleva acabar de llegar. 
He llorado "como una magdalena", y aun que yo no sé muy bien cómo es eso, es lo que le decía mi madre a todo el mundo. 
Cabe decir, que ha sido un detalle por su parte no nacer un 14 de febrero, y hacerlo hoy, un martes de marta desde aquí, para hacerme la tía primeriza más feliz del mundo.
Se llama Miguel.