jueves, 16 de septiembre de 2010

MADRIZ

He vuelto.

He vuelto aquí, a Madrid, y he vuelto aquí, a la blogsfera. Aun que realmente, del segundo aquí nunca me había ido, es sólo que escribo despacito. Es el primer aquí, el culpable de esta entrada (y vamos a tachar "aquí" de palabra tabú, no se quiera convertir esto en un trabalenguas, o en este caso, trabaojos y trabaentendimiento).

Sabréis que, la inspiración no entiende de esperas, ni de paciencias. Hace cinco minutos me deleitaba en un estado de maravillosa vigilia, y de repente, ha irrumpido en mis casi-sueños un párrafo del cual, si me dormía, me podía despedir. Así pues, ya que en mi cabeza no hace más que ocupar lugar, es todo vuestro:

"Deja que te invite a un café, cerveza, o derivados. Puedo hablarte de Madrid: de sus gélidos inviernos, y sus alérgicas primaveras, de sus infernales veranos, y sus húmedos otoños. Tenemos suerte de habernos conocido en esta ciudad, en la que algo tan recurrente como el tiempo, da tanto que hablar. Apuesto a que, aun que ahora nos creamos especiales por compartir primeros tragos, sonrisas, y rubores, acabaremos siendo como todos los demás. No te creas que estamos congelando el momento, que importa si somos géminis y tauro, o ambos echamos dos azucarillos al café, porque nuestro romance, fugaz o duradero, tendrá la esencia de esta ciudad, y muy a nuestro pesar, no será mas que el efluvio de un nuevo romance meteorológico."

...