domingo, 28 de febrero de 2010

PRINCIPE AZUL

Para empezar, siempre he pensado que el color azul esta sobre valorado, así que mi príncipe azul, debería ser verde.

Tendría la nariz de Gael García Bernal, y también un poco de su acento mexicano-a-veces-argentino. Como corcel, una bicicleta, y atravesaríamos la M-30 dando pedales, hasta llegar al disecado Manzanares, desde donde contemplaríamos el atardecer, mientras él me ofrece pepinillos en vinagre. Su reino sería la Fnac, y me leería libros de los que a mí me gustan, escuchando la buena música de antaño, y eligiendo qué películas ver por la noche. No le darían miedo los colores, y vestiría tranquilamente tonos pastel, que tan bien sientan con el bronceado, sin dudar de su sexualidad. No celebraríamos San Valentín con rosas y bombones, pero sí celebraríamos cada día con momentos. Y no pasaríamos juntos una eternidad, sólo el tiempo necesario para descubrir lo maravilloso del otro, y no llegar a conocer las pequeñeces que se tornan en grandezas y rompen el encanto, que no se nos muestra tras los finales de "y fueron felices para siempre".

Perdóname si no quiero comer perdices, y si mientras apareces te cuentan que he estado con príncipes de otros colores. Pero, que no te quepa duda de que, aquí o allí, yo te espero.

2 comentarios:

Miqui Brightside dijo...

me gusta la filosofía de la primera frase

Aceituna dijo...

Que verdad tan grande, que no dure mucho por Dios, ¡que sino destiñe!