domingo, 11 de abril de 2010

PITONISA JURNIOR

Unos años (¡no muchos!) atrás, cuando era menos Marta, tenía la costumbre de urgar en el periódico cada noche. Tres eran los apartados que me obsesionaban: el tiempo, el horóscopo, y las esquelas.

Hoy en día, me siguen interesando los dos primeros, y en ocasiones me ronda por la cabeza la posibilidad de que tenga una especie de necesidad innata, que ansía ciertas ráfagas, probables o improbables, de lo que nos deparará el mañana.

Por otra parte, he dejado lo de las esquelas. Sin embargo, no puedo evitar recordar la sensación que me poseía al ojearlas en secreto. Me sentía como si estuviese haciendo algo malo, algo prohibido. Como si estuviese rebuscando en la sección de contactos, qué se yo. No sé por qué me gustaba tanto hacer aquello. Sabía que no podría conocer a todos los habitantes del planeta a lo largo de mi existencia, pero aquello me aliviaba de algún modo extraño, como si la lista se fuese acortando, y así quizás dejaría menos gente por conocer.

Sé que, visto así, suena algo macabro, pero también entiéndase que, pobre de mí, ignoraba la existencia de otra lista que no aparecía en el periódico... por suerte esa angustía ha pasado, y me basta con un porcentaje mediocre* de la población.

*¡ojo! Mediocre en número, que no en calidad.

1 comentario:

Miqui Brightside dijo...

jo-der
no me digas?
Pues hombre hubo muchos a los que no conocí, pero con lo que hablé y tal gente majísima y sobretodo, con un talento alucinante, de verdad