domingo, 24 de octubre de 2010

LIOS DE DESAYUNO A LA HORA DEL TÉ

Leche siempre había sido una chica muy independiente, hasta que, una mañana, en un bar de desayunos, conoció a Café. Tenía la piel bronceada, desprendía energía, y olía de maravilla. La embaucó desde su primera conversación. Después, vinieron las primeras citas, y tras unos meses, se formalizó la relación. Todo era idílico. Café vivía en una bonita cafetera a las afueras de la ciudad, y a ambos les pareció una buena idea que Leche se mudase con él.

La cosa estaba funcionando a la perfección, incluso en algún momento se habían planteado tener un capuccino. Leche ojeaba a escondidas los catálogos de bebé, y veía esas tacitas tan pequeñas deseando algún día poder comprar alguna para su propio cafecitoconleche.

Sin embargo, casi al acabar el año, Café empezó a estar más distante, más despegado. Habían dejado de compartir cuchara, y él siempre volvía a casa con sospechosos restos de azúcar. Y el final, llegó:

- ¡Estoy harta de que siempre vuelvas de madrugada, lleno de azúcar por todos lados! ¡A mi no me la das! ¡Tú eres maricón!

- ¡Y yo estoy cansado de esta discusión! ¿Quieres saber la verdad? ¿Qué pasa si me estoy viendo con Azucarillo, a caso no es comprensible que necesite su dulzura? Estoy cansado de ti, de tu palidez, de tus manías... ¡eres una desnatada!


Y así fue como Leche, muy entera ella, cogió sus cosas, y se fue. Volvió a casa de su tío Pascual, donde vivía antes de conocer a Café. Se sentía semidesnatada, y esa misma tarde llamó a su amiga Manzanilla para salir. Fue una velada desastrosa. Terminaron en una fiesta llena de solteros. Justo lo que Leche necesitaba, según Manzanilla. Allí se encontró con un viejo amigo, Té Rojo, que seguía con sus ideas revolucionarias y comunistas de toda la vida. Éste le presentó a su hermano, Té Verde, que a paraba de hablar del medio ambiente, las plantas, y sus cultivos de marihuana. Como no se aventuraba la suerte, decidió tontear con el género femenino, quizás por cansancio, o puede que como una venganza indirecta a Café. La cosa es, que conoció a Galleta, de piel dorada y curvas sinuosas. Era muy interesante, y el hecho de que fuese una mujer, le daba cierto morbo. A Leche le parecía que aquello podría funcionar, hasta que Galleta interrumpió sus románticos pensamientos sin ninguna compasión: "Oye tía, déjate de rollos, que yo aquí he venido a mojar, ¿te vienes a mi paquete o no?" Asombrada por la natural masculinidad de aquella tipa, decidió apartar la idea de la homosexualidad, y optó por la vía fácil: emborracharse.

Cuando iban a cerrar el bar, el camarero, al ver su estado, se ofreció a llevarla a casa. Y tanto fue así, que incluso pasaron la noche juntos. Al despertar a la mañana siguiente, él se había ido, y Leche sólo podía recordar dos cosas: que le había echado un par de polvos, y que se llamaba Cola-Cao.

Esto es la leche!- pensó.

Y así es como me gustaría que se hubiese inventado esta expresión.

2 comentarios:

Riovena dijo...

Cada vez mejor....

JB dijo...

jajaja pense que al final Leche se iba a costar con Baileys por el tema de la borrachera y demas.
Muy bien señorita, siga asi ;)