domingo, 20 de marzo de 2011

L de LIGAR

Hablaré de este extraño sistema de apareamiento, principalmente nocturno, desde el punto de vista del nivel usuario y no del experto, ya que, al plantearme escribir sobre este tema, me doy cuenta de que nunca, nunquísima, y jamás, he sabido ligar. 
Aun que creo que esto es porque tengo la mala costumbre de esperar a verlas venir, no me parece que sea una cuestión de género. De hecho, tengo amigas que podrían narrar esto desde el punto de vista de experto superior, poniendo la bala donde previamente han puesto el ojo. 
Y todo esto viene a que ayer, "ligué" o "me ligaron"*. Tras un rato largo de conversación, mi Cassanova de turno se declaró tirando de manual, cometiendo un groso error:


   - Lo cierto es que si estoy aquí hablando contigo es porque me pareces maravillosa, blablablabla, tienes un pelo precioso [Uh, como me gustaría estar bailando esta canción...], al principio me he acercado porque me has parecido muy guapa y blablablablabla pero ahora me doy cuenta de que eres muy interesante [Mierda, Señor Adulador, esta canción también me encanta], y me además, me pareces maravillosa [Erhm... ¿eso no lo habías dicho ya?] blablablabla. No sé, me gustaría volver a verte, Bea [eco on my mind]- WTF
   - Todo lo que has dicho es muy bonito, querido ____ [Perdón, ¿cómo has dicho que te llamabas?] Es una pena que Bea no esté aquí, porque le habría encantado escucharte.


Su cara se convirtió en la de alguien que ansía ser absorbido hasta el núcleo terrestre, pero empezó a caerme mejor sin su manual de ligamiento bajo el brazo. No le dije mi nombre, a pesar de su insistencia por enmendar su error, porque me di cuenta de que, además de no saber el suyo, tengo mi lista llena de "apodos cariñosos" (a veces no tanto), por una falta de atención e interés durante la primera toma de contacto. Así pues, el groso error me pareció más bien gracioso, y decidí que me resulta mucho más interesante apuntar el teléfono de alguien a quién seguramente no volverás a ver, con un apodo personalizado, que con el nombre verdadero, que seguramente se confundirá entre otros tantos comunes.
Señor Adulador, me llamo Marta. Pero puede usted llamarme No-Bea, o cualquier ocurrencia que haga referencia a mi esencia, cuando me lea de aquí a un tiempo, haciendo limpieza en su agenda del teléfono.


*no creáis que presumo de este hecho, para nada, lo que de verdad me reconforta es que YO llevaba una batamanta. De hecho ligué mucho. Verdaderamente, un montón. 

1 comentario:

Riovena dijo...

Hermana tenemos que hablarrrrrrrrr!!!!!!!!!!!jajajajaja