De todos modos, no es casualidad que el karma venga a cuento, y es que hace algo más de un mes, estaba de cañas por Chueca, sin ninguna intención de que terminasen en copas, y me encontré un libro que trataba sobre el tema. Lo cierto es que ha conseguido hacerme reflexionar, esperando solucionar algunos asuntos. Véase:
VECES EN LAS QUE HE ACUMULADO MAL KARMA:
[ordenadas cronológicamente]
- Una vez, cuando tenía ocho años, mis padres vinieron a buscarme a judo (nunca podían, y sí, hacía judo), y coincidió que, ese día, yo había decidido saltarme la clase alegremente. Me dio mucha pena imaginarlos desolados, en la puerta, siendo los únicos padres abandonados (Lo siento Padres).
- Este verano, volvía de Málaga sola, en un autobús nocturno de la muerte. A mi lado, un chico esloveno, que había vivido tres meses en Gibraltar, y ansiaba contarme su aventura. No intimamos mucho, pero aún así pude apreciar que era muy buena persona. Me dijo que al llegar a Madrid tendría que pasar cinco horas sin hacer nada hasta que saliese su avión, y yo me comprometí a indicarle algunas zonas en las que entretenerse una vez allí. Cuando llegamos eran las 6AM, estaba cansada, quería ducharme, y me daba pereza. Cogí mi maleta, y me fui (lo se, SOY LO PEOR, espero que encontrases un maravilloso guía Chicoesloveno).
Así pues, ahora estoy muy centrada en acumular buen karma con mis acciones. Quizás haya ofendido o "maltratado" (tratado mal, vaya) a más personas, y también lo siento, aun que os aseguro que fue de forma inconsciente, no de manera egoísta como actué en estas tres ocasiones que me persiguen, y estoy segura, han sido, las desencadenantes de todos mis escasos pesares. AUUUUM.
3 comentarios:
oh
me encanta esta entrada :)
Te felicito, tienes uno de los pocos blogs que valgan la pena seguir. Gracias por compartir
¡Muchísimas gracias!
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