Recuerdo aquel que decía "Hoy la economía estará de tu parte, si vigilas los gastos, puede que tu cuenta corriente te de una grata sorpresa a fin de mes". No entendí nada. Tenía 7 años, y no sabía como la palabra economía podría estar de mi parte, ajuntarme a mí, y no a otro. Al igual que la cuenta corriente. ¿Qué era una cuenta corriente? ¿2+2 ó 5-3? ¿Y una cuenta incorriente? No sabía que sorpresa podrían darme los números, aun que lo entendí más tarde, cuando encontré una moneda de cien pesetas (veinte duros) debajo del bol de los cereales. Recuerdo la primera vez que llevé mi plan a cabo, el horóscopo decía algo sobre economía, no lo recuerdo muy bien, y creo que ella ni si quiera lo entendió, pero no podía retrasar mi plan, así que coloqué una moneda de veinte duros debajo de su tazón de cereales.
Fue así durante muchos años, todas las predicciones se cumplían. Me hacía sentir segura leer el horóscopo cada día, hasta que, empezó a suceder con menos frecuencia. Ya no era como antes, y, a día de hoy ha dejado del todo de pasar. Lo leo, desde entonces, cada día con recelo y resquemor, pero conservando aun el deseo inevitable de que vuelva esa magia poderosa que me hacía sentir tan tranquila, tan bien. Que vuelvan aquellas casualidades, que hacían que pareciese que el destino estaba de mi parte, más de mi parte incluso que la economía en aquel primer día. Seguí haciendo esto durante mucho tiempo, leía su horóscopo e intentaba por todos los medios cumplir lo que éste aventuraba. Me sorprendía a mí mismo lo fácil que era convertir mis intenciones en casualidades ante sus ojos. Pero con los años era más difícil. Yo no podía intervenir en la irrupción de un príncipe azul en su vida, ni en el resultado óptimo de un examen. Se estaba perdiendo la magia. Ella lo notaba, yo lo sabía. Pero no decíamos nada. Y aun así, a día de hoy, sigo leyendo su horóscopo, sabiendo que no puedo hacer realidad sus sueños, ni que vuelva a creer en el meteosat, porque ya no se fía ni del tiempo. Sin embargo, me encantaría decirle que deje de esperar a las casualidades, que con las intenciones se vive más rápido, más intenso, y más como a ti te da la gana. Y, si tienes suerte, las casualidades aparecen, pero es mucho menos pesado esperar con las manos ocupadas.
Hace mucho que no se me regala una casualidad como Dios manda, de esas que tuercen el camino, y hacen que parezca que empiezas una nueva vida aun que todo siga como siempre. Y esto lo digo YO.
6 comentarios:
Preséntalo a algún concurso!
Aun que no haya palabras bonitas de por medio en tu comentario, ¡es precioso lo que me has dicho!
...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
MARTISTICA
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
Simplemente sublime!!!
Miss Jolín!!! jajajajaja
Muy bueno, me ha emocionado en algunos momentos.
lo dicho, cuando escribas un libro, dimelo!
muy bien.. como siempre
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