miércoles, 8 de diciembre de 2010

GRANDES EXITOS Y FRACASOS

Cuando se alinearon los planetas para que Bob Marley, Jimmy Hendrix, y Pete Doherty pudieran enseñarme a jugar al poker, o aquella vez que Amiga Y me dio a probar el gin tonic que "tiene poquísimas calorías" e hizo que me sintiese una pureta porque me encantó, y como anoche, que descubrí que se me da sorprendentemente bien jugar a los dardos. En esos momentos tontos te das cuenta de que aquí estás, pero son sólo minucias de normalidad que se me brindan muy de vez en cuando, y muy de cuando en vez.


He decidido, drásticamente y sin vuelta atrás, que para mí se acabó el escribir en primera persona, porque las cosas que me pasan, son de todo menos normales. Tiene que haber alguien detrás de toda esta parafernalia, un guionista macabro o un trágico escritor, como en el show de Truman, "El show de Marta". Me imagino a todos los espectadores mordiéndose las uñas desde sus sofás, llorando a moco tendido los más susceptibles, o riendo por no llorar, los menos pesimistas, preguntándose, como hago yo, ¿y lo próximo, qué será...? A veces incluso me siento la protagonista de una película de Isabel Coixet, o como si de repente me hubiese convertido en esa Jimena a la que tanto canta Sabina, y fuese por ahí peinada a lo garçon, e incluso me veo recorriendo las calles de París, deambulando entre las líneas de cualquier novela de Anna Gavalda.

Así pues...

Entró en la habitación, y al contrario de lo que esperaba, no estaba vacía, estaba llena de ausencia. Entre esta flotaba un nota que no decía nada: ni adiós, ni perdón, ni lo siento, ni te voy a echar de menos... Ni si quiera la tocó.
No encendió la televisión, se metió en la cama en silencio y esperó... "Esta vez no, esta vez no he sido yo". Lo sabía, era consciente de que no era su culpa, y sin embargo era tan difícil no martirizarse con todo tipo de "Y si...". Y lloró. Lo cierto es que hacía mucho tiempo que no se permitía este lujo. No lloró desconsolada, ni lloró entre sollozos, lloró como se llora cuando no sabes ni por qué, y te limitas a dejar que las lágrimas resbalen por tus mejillas. Y esperó a quedarse dormida, para abandonar el extraño sueño que había sido aquel día, pero hay veces que hace falta más que un pellizco para despertar...




4 comentarios:

Riovena dijo...

Todos tenemos nuestro propio show de..., y alguna vez pensamos que alguna macabra mano mueve los hilos de nuestro destino para ir de tropezón en tropezón, pero de repente te das cuenta que no es para tanto, que unas lágrimas de vez en cuando limpian el álma y depuran los ojos, permitiendonos ver una realidad tannn sencilla y tan maravillosa que nos hace sonreir, como cuando en pleno otoño pisar las hojas del suelo, así que por favor en primera o en tercera persona no dejes de escribir o de ser tu. Y no pienses que Granada está enfadada contigo ni mucho menos, es simplemente que estáis haciendoos amigas, y los comienzos siempre son complicados, casí tanto como los finales precipitados. Te quiero bichi. Un besote.

Travis Bickle dijo...

Lo siento.

Aceituna dijo...

Miralo por el lado bueno, puedes eliminar "La perdida de peso" de los tipicos propositos de año nuevo, porque tu acabas de deshacerte de 80 kilos de golpe...¡a picotear se ha dicho! ♥

martistica dijo...

Qué graciosita tú siempre. Pues las aceitunas son una bomba de calorías, mona, así que a ver si me dejas darme un atracón... ♥♥